Entre el bosque y la ciudad: la riera de Collserola

La riera de Collserola es un pequeño arroyo que discurre plácidamente hacia al río Llobregat y que por suerte, mantiene un caudal de agua relativamente estable durante la mayor parte del año, con variaciones positivas durante los ahora cada vez más escasos episodios de lluvias estacionales.

En su entorno, como espacio natural cercano a la gran urbe de Barcelona, a menudo se escucha el rumor de las maniobras de aproximación de aviones y los ecos de una carretera cercana que discretamente acompaña el paisaje junto al burbujeante sonido del agua. Y junto a este susurro constante, encontramos pequeños rincones mágicos, plenos de árboles majestuosos que han crecido a la vera de la riera.

Entre la antigua masía de Can Busquets y en dirección a Molins de Rei, existen los 3 kilómetros más encantadores que a mi parecer posee el parque natural de la sierra de Collserola, donde un denso bosque de ribera conformado por ejemplares de pinos, robles, encinas y olmos, crea un sendero que se cierra en túneles vegetales que por momentos hacen que perdamos la perspectiva de por dónde y hacia dónde estamos caminando. 

 El sendero principal sigue el cauce del arroyo, pero cada tanto se separa parcialmente del mismo y suele ser transitado por ciclistas que hacen caso omiso de la prohibición que rige de transitar por el camino en bicicleta en este paraje protegido, hogar de muchas especies de pájaros, anfibios, peces y hasta ardillas. También suele ser un destino popular para quienes lo visitan con perros, que si bien disfrutan alegremente del agua, probablemente no ayuden a la conservación del medio natural. Situaciones a las que acostumbrarse si vamos en búsqueda de un momento de reconexión con la naturaleza. Aun así y en comparación a otras partes de este extenso parque de más de ocho mil hectáreas, este sigue siendo por suerte un rincón menos transitado, y una vez que vamos conociendo los recovecos del mismo, es posible encontrar pequeños e idílicos oasis de paz alejándonos unos pocos metros del camino principal. 

La grabación de campo que aquí escucharás mantiene intacta esas intermitencias: entre el murmullo de la cercanía de la ciudad y la actividad humana; entre los momentos de descanso y silencio que por un instante pareciera transportarnos a un lugar más lejano y los que cada tanto nos devuelven al entorno cercano de la civilización. También adicioné un un hermoso xilófono de tubos y que suelo llevar a las sesiones de baño de bosque junto a los cuencos y cuyo sonido se fusiona amablemente con los de la naturaleza. Además, preferí evitar la edición de audio así que he dejado varias imperfecciones que creo hacen de la grabación el registro de un momento determinado y no un producto artificial y pasteurizado, tan común en el mundo de las grabaciones de los sonidos de la naturaleza.

Mi sueño personal es que quizás algún día este bello rincón del Collserola pueda ser considerado un “bosque de silencio” un espacio que permita encontrar solaz y descanso mental cuando lo necesitemos, y que los visitantes respeten las normas y se dejen llevar por un entorno sonoro singular y encantador, que si bien está en las cercanías de una gran ciudad, mantiene intacta una gran cantidad de vida en su entorno.

Parte de este pequeño aporte en pos del reconocimiento de este lugar como uno que reúne muchas de las condiciones apropiadas para realizar actividades introspectivas y meditativas, es el que hemos llevado a cabo a lo largo de los años con las salidas de baños de bosque y meditación, y que afortunadamente ahora realizamos con el auspicio de un programa de concientización del medio ambiente como es el #ElRavalèsverd, dependiente del Centre Cívic Drassanes y el Ajuntament de Barcelona que intenta acercar estas actividades al público en general. 

Sin vives cerca de Barcelona o estás de paso y necesitas un momento de descanso contemplativo, te aconsejo que pasees por este encantador sendero con calma y te dejes llevar por la multitud de sonidos, aromas y colores que lo integran, que siempre es una manera de volver a conectar con este frágil medio natural del que de tanto en tanto, recordamos formamos parte.