Lámparas TDP: el calor que cura
Las lámparas TDP son un tipo de terapia de infrarrojos que usamos en acupuntura y que nos ayudan a tratar diversas dolencias, entre ellas las musculoesqueléticas, al promover la circulación sanguínea y aminorar los procesos inflamatorios en el organismo. Aunque no hay demasiada literatura sobre este tipo de terapia en español, aquí os dejo un artículo con detalles sobre su historia, beneficios y usos, así cuento cómo las suelo usar con mi pacientes:https://cuppingresource.com/tdp-lamp/
En el vídeo que acompaña este texto podréis ver cómo las he usado con una paciente en particular y que ejemplifica alguna de las formas de uso de esta maravillosa herramienta terapéutica.
Breve descripción de su uso terapéutico en una paciente en una sesión:
Ante todo cabe remarcar, que mientras uso las lámparas suelo hacer muchas otras cosas, como moxibustión, o diferentes técnicas acupunturales según requiera el caso. La idea es mostrar la versatilidad de su uso en clínica, y si bien aquí las he usado conjuntamente con agujas, se pueden usar perfectamente sin ellas, como es común en algunos países de Asia, donde hay clínicas dedicadas exclusivamente a esta terapia.
En primer lugar las usamos para tratamiento local de una inflamación que restringe parcialmente el movimiento de antepulsión del hombro, decido puntuar usando el punto “ashi” más reactivo en la zona implicada y la zona refleja en la muñeca de acuerdo a la teoría de las zonas reflejas de la mano que propone la manopuntura coreana y dejé una aguja corta de estilo coreano en el punto más reactivo. Las lámparas TDP se dejaron unos 10 minutos. Tras retirar las agujas volvimos a comprobar la movilidad del hombro, y la paciente notó una mejora considerable.
En segundo lugar las usé conjuntamente para la tonificación de los puntos shu dorsales (la imagen no sale en el vídeo), con agujas retenidas en la espalda usando una técnica llamada chishin. Para finalizar su uso las dejamos unos minutos más en la planta de los pies, ya apagadas, para aprovechar el calor residual y a su vez “descender el qi” hacia la planta de los pies.
La piel de la mandarina
Las humildes cáscaras de la mandarina que generalmente desechamos después de tomarlas, son un ingrediente clásico en muchas de las fórmulas de la medicina tradicional china, y especialmente apreciadas las que son añejadas durante varios años.
Las humildes cáscaras de la mandarina (citrus × tangerina) que generalmente desechamos después de tomarlas, son un ingrediente clásico de muchas de las fórmulas de la medicina tradicional china, y especialmente apreciadas las que son añejadas durante varios años.
Cáscaras de mandarina secándose al sol
Aunque su uso suele ser en combinaciones de otros productos de origen vegetal y animal que no son fáciles de conseguir en Europa, si las vamos juntando y dejándolas secar al sol, las podemos usar en la cocina o bien en infusiones.
Es importante que sepamos el origen de las mismas, y que preferentemente usemos la piel de mandarinas que no hayan sido fumigadas con pesticidas, que podemos conseguir de un mercado local o bien en una tienda de productos biológicos. Una vez secas, las podemos guardar para su uso cuando las necesitemos, por ejemplo durante los meses de invierno para hacer infusiones. En mi caso, durante la temporada de mandarinas que abarca desde el otoño a parte del invierno en Europa, ya se ha vuelto un pequeño ritual dejar secar las cáscaras para ir usándolas durante el resto del año. Es importante que las cáscaras queden crujientes, duras y secas, este proceso puede llevar desde cinco días a una semana dependiendo de la humedad y el tipo de clima donde nos encontremos. En el mediterraneo donde generalmente tenemos abundantes días soleados incluso en invierno, el proceso suele ser bastante rápido. Antes de dejarlas a secar al sol si queremos quitarle parte su amargor característico, podemos remover cuidadosamente con un cuchillo el albedo o mesodermo interno que suele ser amargo en todos los cítricos, este procedimento también se llevará consigo algunos de los aceites esenciales pero hará su sabor un poco menos fuerte. Esto quizás sea lo mejor para quienes las usan para cocinar o para hacer mermelada. Los que gustáis del sabor amargo que de por sí se considera enfriador podéis secarlas con más paciencia dejando este tejido tal como viene adherido a la cáscara.
Al igual que en otros cítricos la piel es una rica fuente de diferentes compuestos químicos con propiedades medicinales como la famosa hesperidina. Con la piel es tradicional también elaborar licores medicinales.
Cáscaras ya secas listas para almacenar
Meridianos que beneficia: Pulmón, Bazo y Estómago.
Usos: tonificar el qi, eliminar la humedad anormal, como la mucosidad que se genera durante un resfriado. Tonificar el Bazo, mejorar la digestión. etc.
Precauciones: en el contexto de la medicina tradicional china se le suele otorgar una energía cálida al (chén pí 陈皮), lo cual significa que no debemos usarlo cuando tenemos signos de calor anormal, como por ejemplo el rostro enrojecido o la lengua roja. Aunque esto puede ser verdadero en muchos casos, lo mejor es experimentar con uno mismo la cantidad y el efecto que nos produce su uso, por ejemplo en infusiones.
A disfrutar de la infusión
Más allá del aspecto curativo que indudablemente poseen, personalmente disfruto de agregarlas a las infusiones, especialmente combinado con jengibre o Sheng Jiang, que también tiene afinidad con los meridianos y con el tipo de energía cálida que tiene la piel de la mandarina, y también por su sabor ligeramente ácido y el aroma delicado que emanan cuando las dejo secar en la estufa durante el invierno. Creo que aquellas cosas que nos gustan, más allá de sus propiedades terapéuticas reconocidas, si generan algo positivo en nosotros mismos al consumirlas, ya nos están ayudando a sentirnos mejor y a sanar.
INFUSIÓN DE JENGIBRE Y CÁSCARAS DE MANDARINA
Una receta sencilla para elaborar con las cáscaras de la mandarina es en infusión: se ralla jengibre junto a las cáscaras y se deja hervir a fuego lento unos 10 minutos. Una variación de esta deliciosa infusión en agregarle un poco de canela en rama cinnamomum verum que también posee un tropismo hacia el pulmón en las ideas tradicionales y posee una energía cálida. Aunque es importante destacar que la canela que se usa en las fórmulas herbolarias chinas guizhi no es la canela en rama sino otro árbol de la familia, pero debido a que no es fácil conseguirla podemos usar la canela normal con un efecto parecido al de el guizhi. En resumen, de la combinación de estas tres substancias obtendremos una infusión de sabor agradable y que nos ayudará a pasar el invierno mejor, y si nos hemos resfriado, ¡alejarlo un poco más rápido!
aceite esencial de Mandarina:
Otra forma con la que he experimentado en los últimos años, es vaporizando el aceite esencial diluido en agua con la ayuda de un humidificador y suelo usarlo cuando trato a mis pacientes de acupuntura, especialmente cuando por ejemplo trato a alguien con algún desequilibrio en los meridianos a los que hago referencia antes o simplemente cuando necesito un aroma cítrico y fresco en el ambiente. Este aceite parece tener una energía más diurna y activadora, por ende no suelo usarlo mucho después de la caída del sol. Como sucede con las mandarinas, a la hora de utilizar un aceite esencial es mejor que sea de buena calidad y el precio suele ser un indicador muchas veces de la misma, por ende es mejor evitar los aceites baratos que ahora se venden incluso en los supermercados y están generalmente mezclados con otras sustancias y solo tienen una pequeña proporción de aceite esencial.
nutrición y medicina china
Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina." Hipócrates
Si tuviera que recomendar un libro que sintetiza la aplicación práctica de los principios de la medicina tradicional china a la nutrición consciente, sin duda recomendaría este bello libro, “Sanando con alimentos integrales” de Paul Pitchford, que aparte de ser el extenso trabajo de una vida, también es una excelente fuente de consulta para comprender mejor las conexiones entre la nutrición científica moderna y una tradición holística como la medicina tradicional china antes de la revolución cultural de mediados del siglo XX.
Si estás comenzando una transición dietética hacia el vegetarianismo o el veganismo, ¡este es un libro de lectura obligada! O si por ejemplo te interesas por los alimentos integrales o las algas, aquí aprenderás cuándo consumirlas, o cuándo no. Por otro lado, siendo el autor un vegano estricto durante muchas décadas, sus ideas son respetuosas con quien no sostiene el veganismo como dieta y filosofía de vida, a la par que critica la actitud de muchas personas en el supuesto “camino espiritual” que llevan una dieta refinada y carente de nutrientes verdaderos.
Hay que destacar que más allá de su posición favorable al veganismo, no hace demasiados juicios morales sobre quienes no siguen sus pautas de vida y reconoce que los productos de origen animal son necesarios en determinadas condiciones de “deficiencia”, como sensación de frío o debilidad generalizada, condiciones de salud que paradójicamente en la práctica clínica de la acupuntura parecen afectar más a los pacientes practicantes del veganismo que a los que no lo son.
En mi experiencia personal este libro me ayudó hace ya más de una década a realizar cambios personales importantes en mi dieta, y después de haber experimentado en mí mismo esos cambios positivos, puedo decir que las ideas que guiaron a los antiguos practicantes de la medicina oriental, contenían un amplio conocimiento del ser humano, que a la vez es muy práctico.
Hoy en día estas ideas pueden parecer extrañas a determinado público condicionado por el cientificismo que rodea a los artículos que se publican en revistas y periódicos en torno a la nutrición, ya que asumir que un alimento es algo más que carbohidratos o proteínas a veces parece difícil viéndolo desde una perspectiva reduccionista. No es que no lo sean, pero quienes tengan la curiosidad de investigar sobre la superficie, verán que también hay otros matices sutiles que existen en los alimentos, elecciones que hacemos de manera natural, al elegir frutas y zumos en verano y sopas en invierno por dar un ejemplo muy simplificado.
En resumen, un libro fascinante que merece la pena tomarse el trabajo de leerlo de manera pausada y volver a consultarlo cuando sea necesario. Para quienes estén familiarizados con los conceptos básicos de la medicina china o el ayurveda la lectura será bastante más fácil que para quienes se inician en los conceptos de cinco fases, deficiencia o exceso, etc. Así y todo es de lectura amena y accesible al gran público.
Lectura recomendada:
“Sanando con alimentos integrales”, Paul Pitchford, Gaia Ediciones.
Okyu, el arte de lo pequeño
El okyu es una forma de terapia de micro-moxa consistente en el uso de pequeños conos de algunas variedades de la hierba artemisa vulgaris en su forma procesada y más refinada, que generalmente tienen un tamaño similar al de un grano de arroz, aunque a veces pueden ser más grandes o aún más pequeños según las diferentes tradiciones de los practicantes de esta técnica.
Por Ciro Berenguer, acupuntor y moxibustor de estilos japoneses.
¿Qué es el okyu?
El okyu es una forma de terapia de micro-moxa consistente en el uso de pequeños conos de algunas variedades de la hierba artemisa vulgaris en su forma procesada y más refinada, que generalmente tienen un tamaño similar al de un grano de arroz, aunque a veces pueden ser más grandes o aún más pequeños según las diferentes tradiciones de los practicantes de esta técnica. Esta forma de práctica de la moxibustión cuenta con una larga y rica tradición terapéutica en Japón y tiene algunos pocos practicantes que solo se dedican a esta, mientras que otros la integran dentro de la acupuntura. Hasta hace unas décadas su uso era prácticamente desconocido en Occidente, pero a medida que la acupuntura y la moxibustión van dejando de ser algo exótico a ganar reputación como una opción terapéutica, su utilización va creciendo lentamente dentro del ámbito en su mayoría de practicantes de medicina tradicional china. Aunque su empleo está menos difundido que el de la moxibustión china, en los últimos años han ido apareciendo excelentes estudios de referencia sobre su práctica que han ampliado el interés por su uso e integración dentro de la consulta de algunos fisioterapeutas y también en la esfera de la medicina complementaria.
Acuarela de Yoshio Manaka que muestra los duros procedimientos de la moxibustión en la antigüedad en China.
Fundamentos de su uso
Una de las características de esta singular tradición de moxa japonesa, es que a diferencia de la acupuntura, que tiene un anclaje teórico en la medicina tradicional china, esta es mayoritariamente una técnica empírica, [1] con sus propios puntos “vivos”, que es donde se aplican los conos y se dejan quemar una vez que el practicante los ha descubierto a través de la palpación. Estos puntos suelen responder a las características de lo que podríamos definir como una contractura muscular o un nudo. De todas formas lo más importante es que el punto sea reactivo, es decir que se pueda percibir un punto de tensión muscular, un poco como sucede con los conocidos trigger points de la punción seca o también los puntos ashi dolorosos de la medicina tradicional china.
Aunque este enfoque no es del todo exclusivo y también se suelen usar algunos puntos de acupuntura famosos como Estómago 36 o Intestino Grueso 11 y 4 entre otros, más el agregado de puntos propios que solo se aplican dentro de esta tradición y muchos parten de los descubrimientos empíricos de algunos practicantes famosos que fueron recomendado su utilización a partir de su larga experiencia clínica. Por ende no es raro encontrar algunos puntos que no parecen tener ningún tipo de correlación por cercanía o uso clínico con los que suele aprender un acupuntor, pero que son de uso común dentro de la tradición del okyu. El uso clínico de este tipo de terapia varía mucho de un practicante a otro, algunos de ellos la usan como una terapia única o bien en mi caso, como un complemento de la acupuntura japonesa.
Mecanismos de funcionamiento del okyu
Uno de los aspectos más importantes que debemos comprender sobre esta técnica es que se trata de generar intencionalmente una micro quemadura sobre la piel para que de esta manera el sistema inmune reaccione y así se ponga en marcha un proceso curativo. Si bien hay registros históricos en los que se observa que los procedimientos originales de la moxibustión eran muy duros, y las cicatrices producto de la quema de los conos de moxa eran en parte buscados y también parte del precio a pagar por el procedimiento terapéutico, hoy en día esto es algo impensable, ya que por suerte los métodos se volvieron cada vez más sutiles y las molestias que se generan son mínimas. Por otro lado con cierta habilidad por parte del practicante los conos no han de quemarse necesariamente de manera total y de este modo más que una micro quemadura, lo que se genera es un leve enrojecimiento de la piel que la hace más aceptable a los pacientes y con un menor grado de estímulo que dejar quemar directamente el cono entero. Los mecanismos biológicos sobre cómo funciona este tipo de estímulos no están del todo claros, al menos si queremos conceptualizarlos dentro del paradigma de la medicina científica occidental, aunque hay estudios en marcha que están intentando dilucidar su funcionamiento. [2]
Anillo para la práctica de okyu.
¿Cómo se aplican los conos?
Los pequeños granos de mogusa se encienden con una varilla de incienso y se deja quemar de manera completa o parcial sobre la piel usando una pomada de color rojizo llamada shiunko, que en su uso original es un ungüento utilizado para tratar las quemaduras en Japón y fuera de las tiendas especializadas en acupuntura y moxibustión en su país de origen suele encontrarse en el equivalente a los herbolarios en Europa. También los conos se pueden adherir a la piel usando agua, y para esto es común utilizar un anillo especial que tiene la forma de pequeño cuenco, donde se deja un algodón humedecido, que se usa para mojar la zona donde se va a adherir un cono. De todas formas hay quienes recurren a tener un pequeño cuenco de agua y humedecer la superficie donde se va a pegar el cono sin usar un método u otro. Dependerá de la frecuencia con que empleemos esta terapia que nos quedemos con una forma u otra de uso.
Crema shuinko para marcado de puntos.
Consejos cuando usamos crema shiunko
La aplicación de la crema posee la ventaja de darnos un indicador visual del punto que hemos encontrado y dónde vamos a poner el cono, esto es una parte importante de la eficacia del okyu: ya que lo que buscamos es disolver estos nudos para permitir el movimiento de la sangre y el qi. Por otro lado, el uso de ésta suele hacer menos fuerte la sensación de calor que genera la combustión del cono. La única desventaja de este método es que el practicante tiene que tener la suficiente pericia para que la crema luego no se quede adherida a los dedos que plantan el cono y dificulte la sincronización del encendido y apagado de los mismos, que es otra característica importante de este procedimiento. Para evitar este contratiempo como regla general yo suelo utilizar siempre la yema del dedo meñique para apagar los conos, así evito las desventajas que mencionaba. Aun así si usamos la crema para adherir los conos, hay que tratar de no tocarla con los dedos pulgar e índice al plantar el grano de moxa, ya que luego se nos quedará la misma pegada a los dedos y nos dificultará el trabajo de confeccionar los conos o bien plantarlos.
Las barras de incienso
Las barritas de incienso que se usan para encender los conos se pueden comprar en algunas tiendas especializadas en material para acupuntura japonesa y tienen la particularidad de ser un poco más gruesas que una normal. También hay algunas variedades especiales para moxibustión que tienen una combustión más lenta y facilitan el trabajo. De todas formas, con unas barritas japonesas de las normales que se consiguen en muchas tiendas de productos naturales, bastará para comenzar a practicar. La única desventaja que tienen estas es que al ser más finas suelen quemarse muy rápido y se rompen más fácilmente.
La forma más fácil para comenzar a confeccionar las tiras de moxa es hacerlas con dos posavasos de corcho.
Preparación de los conos
Un tema importante cuando hacemos okyu es cómo preparar los conos, la forma tradicional implica el desarrollo de la habilidad de poder construirlos en el momento sujetando la moxa entre el pulgar y el índice. Sin duda hay practicantes que prefieren este método porque uno va construyendo los conos sobre la marcha y la sensación es bastante orgánica si logras que los conos no te salgan muy apretados, cuando el cono nos queda muy comprimido suele quemar más. También esta forma hace difícil controlar el grosor de los conos y es aún más complicada si como en mi caso sueles cambiar de una mano a la otra para plantarlos. Con cierta práctica se pueden conseguir unos conos del grosor deseado e incluso cambiando de una mano a la otra.
La otra opción, que es la que personalmente utilizo y más me gusta, es confeccionar las tiras de moxa con maderas o mejor aún dos posavasos de corcho, que tienen mucha adherencia y facilitan hacer las tiras de moxa de manera uniforme y lo más importante, el grosor que necesitemos. Este es un tema de consideración, ya que si por ejemplo queremos usar okyu en una zona del cuerpo donde la piel es muy fina, como la cara interna de los brazos, es indispensable que los granos sean muy finos y combustionen de manera uniforme quemando lo menos posible. La única desventaja es que a veces cuando la tira de moxa es filiforme, suele quebrarse con facilidad y los conos son también bastante difíciles de plantar debido a su finura y pequeñez.
Práctica de okyu con ambas manos
Una habilidad importante a desarrollar es poder hacer okyu con ambas manos. Es decir dominar el cambio de la mano que planta el cono, la que sujeta la barra de incienso y la tira de moxa. La razón de esta alternancia, que también implica la habilidad de tener seguridad plantado y encendiendo los conos con ambas manos; radica en que así adoptaremos posiciones más ergonómicas con el cuerpo y mantendremos un porte saludable. Esto no sólo nos beneficiará a nosotros como practicantes, ya que al final del día si incurrimos en malas posturas nuestra espalda y cuello nos lo harán saber, sino a nuestros pacientes que sutilmente también reciben información de cómo estamos trabajando con nuestro cuerpo. Es cierto que todos tenemos un hemisferio cerebral que determina nuestra lateralidad y nos hace más fácil realizar ciertas actividades de precisión con una mano u otra. Pero igualmente creo que para que nuestro “asentamiento”, [3] respiración y posición de trabajo sean ergonómicas, debemos practicar esta técnica con las dos manos. La habilidad sin duda surgirá con la práctica.
Cantidad de granos a quemar
En la práctica de okyu suele haber una predilección por quemar los conos en números impares, con un mínimo de 3 y un máximo de 7 en promedio y en algunos casos donde se necesita mucho estímulo, unos cuantos conos más por punto. Desconozco el porqué de esta preferencia por los números impares, pero experimentando esta práctica en mi propio cuerpo y en pacientes he llegado a la conclusión que a veces esta pauta puede tener sentido y otras no. ¡Aaah! Otra vez esta irritante relatividad del pensamiento oriental. Te lo explico un poco mejor: cuando la persona a la que le estamos haciendo okyu ha sentido de manera súbita el calor del cono con una sensación parecida a la de la punción de una aguja sabremos que hemos hecho diana. A partir de ahí podremos usar más o menos estímulo según el caso concreto que estemos tratando. Por ende si por ejemplo estamos haciendo un tratamiento bilateral en las rodillas o los puntos shu dorsales no siempre haremos 3 conos en un lado y 3 en el otro. A veces guiándonos por las sensaciones que nos transmiten nuestros pacientes veremos que pondremos 2 conos en un lado y en el otro 1 y así sucesivamente con combinaciones que no se ajustan a una fórmula de números impares fija. La práctica diaria en mí mismo de okyu ha sido fundamental para llegar a esta conclusión y luego la he ido corroborando en la práctica clínica. Por eso creo que es tan importante probar estos métodos de tratamiento en uno mismo durante un período considerable de tiempo para comprender su funcionamiento.
Tubo de Fukaya, marcador y moxa de máxima calidad y refinamiento, la única que es recomendable para practicar okyu.
Cómo controlar la combustión de los conos
Este es un tema de consideración sobre todo al tratar personas sensibles para quienes está contraindicado quemar la totalidad del cono. Para lograr este fin lo más común es rodear al cono encendido con los dedos pulgar e índice, para que de este modo podamos controlar la velocidad de la combustión, una practicante notable de okyu y colega como Rayén Antón, usa la cercanía extrema de los dedos para casi extinguir el cono, lo que genera una sensación de quemazón en quién lo está realizando pero que permite que el rápido apagado del cono con un dedo que se suele hacer sea casi innecesario al absorber la radiación del calor el terapeuta. Otra forma posible es atenuar la sensación a través de un tubo de bambú y de algún modo engañar al sistema nervioso poniendo dos estímulos a la vez. Por un lado la presión nos hace olvidar momentáneamente de la quemazón y por el otro hace que la combustión sea más lenta al privar de oxígeno al cono. Se da crédito de esta invención al famoso moxibustior japonés Isaburo Fukaya, quien refinó y amplió los métodos de okyu durante el siglo XX llegando a ser un practicante de renombre. Su estilo está marcado por el uso de grandes conos que hacen más potente el efecto del procedimiento y por ende se debe tener un conocimiento de cuándo usar esta forma y cuándo no. Mi especulación sobre el uso del tubo, es que este es más que para controlar la combustión (ya que es bastante largo), es en realidad por el estímulo de la presión y la distracción momentánea que genera, porque luego, ¡los conos se sienten y mucho!
Enrollar la moxa con los dedos ayuda a que realizar okyu sea fluido, pero requiere de práctica para que los conos no salgan muy apretados y quemen mucho.
Experimentar el okyu en uno mismo
Mi recomendación personal a cualquier practicante de acupuntura o MTC que se interese por aprender y dominar el arte del okyu, es que antes de aplicar esta técnica a pacientes, primero practique durante un tiempo considerable en sí mismo, luego en amigos o familiares y finalmente cuando tenga la destreza suficiente en ellos. Al principio los conos son difíciles de manipular por su reducido tamaño y se necesita habilidad para que el encendido y apagado de los mismos sea fluido. Aun así los pequeños conos algunas veces parecen tener vida propia y de tanto en tanto veremos que hay algún cono rebelde que no quiere “ser quemado” y no se pega al punto elegido o bien se nos cae de las manos, pues en estos casos siempre lo mejor es no pelearse con los conos y pasar al próximo. De esta forma ganamos tiempo y aceptamos de buen modo que, a veces el practicante propone y luego el okyu dispone. Estos momentos son lo que atraviesa cualquier practicante en un proceso de aprendizaje, sea haciendo moxibustión o tocando un instrumento musical. Con el tiempo estos episodios se vuelven menos frecuentes porque vamos afianzando nuestra habilidad y por ende la efectividad es mayor.
Usos clínicos del okyu
Aunque en el mundo de la acupuntura y en especial la japonesa, suele atribuirse al okyu la capacidad de movilizar la sangre [4] y de tonificar, su uso es muy amplio y se pueden tratar una amplia gama de desórdenes que van desde los problemas musculoesqueléticos hasta su uso como terapia experimental en el tratamiento de casos de resistencia a los antibióticos en enfermos de tuberculosis en África [5]. Una excelente guía de uso clínico podemos encontrarlo en uno de los estudios, que en mi opinión mejor han detallado la historia de la moxibustión como es The moon over Matsushima de Merlin Young [6] cuya lista de tratamiento de patologías con okyu y otras formas de moxibustión es de las más claras y precisas que podamos encontrar en un texto de consulta clínico. Uno de los usos relativamente comunes del okyu integrado en la práctica de la acupuntura japonesa moderna, es para el tratamiento del insomnio y otros trastornos del sueño, para este fin, se suelen quemar varios conos en el centro del talón, en un punto llamado shitsumin. (ver las fotografías)
Discos protectores para atenuar el efecto del okyu.
Precauciones con pacientes sensibles
Partiendo de la base que la efectividad de este tipo de moxibustión directa se fundamenta en la consecución de una micro quemadura, hay que tener en cuenta que esto no es aceptable para todo el mundo y aún más en pacientes sensibles o por ejemplo en diabéticos [7] . La piel es un órgano complejo y su grosor varía mucho de una persona a otra y cada caso debe tratarse de manera individual. Existen formas de atenuar el efecto del okyu utilizando unos discos protectores que intermedian entre la moxa y la piel ayudando a que el efecto sea mucho más suave que por los medios convencionales de aplicación de esta terapia.
Conclusiones
Aunque no es fácil llegar a dominar esta técnica, las manos van aprendiendo con el tiempo el arte de enrollar los conos sin apretarlos mucho para que no quemen y así producir una sensación poco invasiva en la piel y es una técnica a nivel clínico muy efectiva si es aplicada por un terapeuta cualificado que domine los matices de esta práctica. Por otra parte creo que es muy importante experimentar con el okyu en uno mismo durante un largo período, no sólo para afianzar la técnica, sino también para poder entender su funcionamiento. En mi caso esto me ha llevado a practicar de manera estacional o a veces diaria, quemar varios conos de okyu en Estómago 36 durante ocho días después de la luna llena, que es una técnica tradicional para promover la longevidad y la inmunidad. Un ritual que recomiendo y que me ha enseñado mucho sobre esta particular forma de moxibustión, al poder experimentar en mí mismo lo que suelo practicar en mis pacientes.
Bibliografía y lecturas recomendadas
notas
Probablemente esto se deba a que la moxibustión fue parte de las formas de la medicina popular en Asia durante milenios y una forma de tratamiento casero con una menor necesidad de instrucción que la acupuntura o la fitoterapia. Ver “Yoshio Manaka y Stephen Birch, “En pos de la cola del dragón” páginas 234 a 236.
Ver Merlin Young ,“The Moon over Matsushima” parte 4, “Los tallos”, todo el capítulo está dedicado a los efectos sobre el sistema inmune de la moxibustión y referencia a estudios del pasado y el presente.
Este concepto en algunas tradiciones de cultivo interior como el dao yin, se entiende como el descenso del qi hacia la parte inferior del cuerpo, en especial a los pies.
El concepto de xue que se suele traducir como “sangre”, no es un concepto del todo análogo al de sangre en biomedicina. Ver Giovanni Maciocia. Diagnosis in Chinese Medicine, a Comprehensive Guide, note on the translation of chinese terms XXXV.
Ver Merlin Young ,“The Moon over Matsushima” páginas 297 a 326.
Ibídem páginas 283 a 288.
Sobre las contraindicaciones del okyu ver, Felip Caudet, “El calor que cura, Okyu Moxibustión japonesa”, páginas 117 a 120..